Artículo publicado en la revista española La Marea por Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate, investigador del Observatorio de Multinaciona en América Latina (OMAL) y autor del libro «Alternativas al poder corporativo: 20 propuestas para una agenda de transición en disputa con las las empresas trasnaciona».
El libro recoge 20 propuestas y 90 medidas políticas frente al poder de las grandes empresas, fruto de la sistematización de 30 experiencias de resistencia, regulación y propuesta alternativa en América Latina y en Europa.
«Vivimos en el mejor de los mundos, no hay alternativa posible». Este es el mensaje con el que nos llevan bombardeando durante décadas, de manera machacona: el capiismo ha triunfado y no tiene oposición. Máxima que se mantiene aún hoy, incluso en los tiempos que corren, donde se evidencia el colapso ecológico en el que nos encontramos, las crecientes desigualdades que nos asuelan, la violencia y la exclusión como pan de cada día. «Dentro del sistema, todo; fuera, el abismo», añaden ahora, ante el oscuro panorama que se nos ofrece a la humanidad y al planeta. De esta manera, como cada vez se hace más complicado vender las virtudes del sistema, centran sus esfuerzos en destruir toda iniciativa, propuesta, agente y proceso que ose marcar otras sendas por las que avanzar.
El marco de lo posible abiertos nos siguen diciendo abiertos es tan estrecho como el que define la lógica capiista y la democracia formal. Se impone un imaginario dentro de este minúsculo margen, que tratan de inocularnos que parezca pensado por nosotras mismas: no hay bienestar sin crecimiento económico; los problemas ecológicos tienen solución tecnológica; el comercio y la inversión son premisas del desarrollo; si a las grandes corporaciones va bien, nos irá bien a todos y todas. Precisamente, son las empresas transnaciona, principa protagonistas del sistema vigente, quienes más interés tienen en sostener y difundir este imaginario, como vía para mantener y ampliar un poder sin igual en la historia: actualmente, 69 de las 100 principa entidades económicas mundia son empresas y solo 31 Estados.
A la vez, su acceso e incidencia en las decisiones estratégicas es enorme a través de la labor de lobby, de la corrupción y de las «puertas giratorias» abiertos auténticas camas redondas público-empresaria, en realidad -; manejan la información y la comunicación a través del control de seis grandes conglomerados mundia; y han impuesto un marco jurídico global plagado de tratados de comercio e inversión, que configuran una arquitectura de la impunidad que sitúa en un altar la seguridad en las inversiones, mientras que los derechos humanos y de la naturaleza se arrodillan. «Las instituciones financieras multilatera son necesarias para garantizar la estabilidad de los países» y «los tratados de libre comercio nos benefician a todos, quedarse fuera es rezagarse en el progreso», nos repiten cual mantra.
Pero por mucho que insistan, cada vez más comunidades, movimientos socia y gobiernos populares tienen claro que sí hay alternativas, y que todas ellas transitan por caminos antagónicos a los hoy dominantes. Son alternativas no solo teóricas, sino sobre todo prácticas, demostrando que se hace camino al andar y que la disputa es aquí y ahora, para ganar nuestro presente y nuestro futuro. No hay término ni vía intermedia: o apostamos y defendemos la vida, o nos hundimos con el capi. El imaginario hegemónico se rompe y se cuestiona desde la raíz.
Así, por ejemplo, en 2008 se remunicipalizó el servicio del agua en París, frente a la oposición de las dos más grandes empresas mundia del sector (Suez y Veolia), demostrando la viabilidad de lo público frente a la avaricia corporativa. A su vez, Bolivia había denunciado en 2015 todos y cada uno de los 22 tratados bilatera de comercio e inversión firmados esa fecha, cancelando en 2006 su deuda con el FMI y poniendo fin a su adhesión a los tribuna de arbitraje del Banco Mundial, sin hundirse ni mucho menos por ello. Y podemos destacar también, entre muchas otras experiencias, el caso de la empresa de producción de té FRALIB, recuperada en Marsella (Francia) por los y las trabajadoras, evidenciando la posibilidad de que éstas dirijan la misma sin patrón alguno abiertos y además desde una perspectiva agroecológica -, frente al gigante Unilever, que pretendía deslocalizar dicha planta en Polonia en busca de menores costos labora. (Más sobre el proyecto Scop-Ti)
Este es el punto de partida de «Alternativas al poder corporativo», un libro que recoge 20 propuestas y 90 medidas políticas frente al poder de las grandes empresas, fruto de la sistematización de 30 experiencias de resistencia, regulación y propuesta alternativa en América Latina y en Europa. Se trata de plantear, de esta manera, toda una agenda de confrontación con las multinaciona abiertos que necesariamente debe ser aterrizada a contextos y agentes específicos abiertos cuya meta es, en última instancia, contribuir a la movilización social y a la agencia política frente al poder corporativo y al capiismo, a partir de la sugerencia de una respuesta humilde pero articulada a las preguntas sobre qué, hacia dónde y cómo hacerlo.
- Apuesta inequívoca por la vida frente al capi
Los contextos climático y energético están poniendo en riesgo la vida y como la hemos conocido, y por ello es necesario disputar espacios a los mercados, la ganancia y el lucro, posicionando en sentido contrario el bien común, la democracia, el trabajo y la sostenibilidad. Es fundamen incidir en la impostergable transición energética, como propone la cooperativa vasca sin ánimo de lucro GoiEner que, además de garantizar consumo de energía renovable a sus socias, se plantea la producción local y social como horizonte. A su vez, es fundamen priorizar la defensa de la tierra y el territorio frente a los megaproyectos, y como nos muestran mi de experiencias de resistencia, de entre las que destacamos la articulación de campesinos, maestras y comunidades del istmo de Tehuantepec (México) frente a los “desiertos eólicos”, en los que participan empresas como Iberdrola. Esta defensa del territorio en ningún caso conlleva obviar la apuesta global, como ejemplifica la red de articulación internacional de sindicatos y movimientos en torno a la empresa minera brasileña Vale, con nodos que van desde Canadá a Mozambique.
- Defensa de la democracia y avance del poder popular
Frente a la democracia de baja intensidad, la única vía posible es la de forecer la regulación y ampliar los procesos participativos. Destacamos aquí la propuesta de un Tratado de los pueblos impulsada por la campaña global Desmantelando el Poder Corporativo, que defiende un sistema jurídico internacional en favor de los derechos humanos y de la naturaleza frente a la lex mercatoria. Igualmente son muy valiosos ejercicios de democracia directa como las consultas populares realizadas en muchos lugares del mundo frente a la arremetida de los megaproyectos, desde la celebrada en 2005 en Sipakapa (Guatemala), ante el rechazo popular a la entrada de la minera canadiense Goldcorp, al referéndum realizado en 2011 en Iia en favor del agua como derecho y servicio público, hito de soberanía popular frente a la privatización.
- Construcción de economía alternativa
Es fundamen demostrar la viabilidad de otros principios y sistemas viab de entender la economía, más allá de la hegemonía absoluta de mercados y grandes empresas. Así, es importante aprender del ejemplo de REAS en el Estado español, una red que integra producción basada en el trabajo, mercado social y finanzas en un sistema de intercooperación articulado y en expansión. O del movimiento de la Vía Campesina, que impulsa procesos de reforma agraria, apoyo a las economías campesinas y al modelo agroecológico a partir del enfoque de soberanía alimentaria, y como propone también el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Podemos destacar también el intento de generar nuevas institucionalidades basadas en la autogestión, como el proyecto de comunas venezolanas.
- Redistribución radical de bienes y trabajos
No hay emancipación sin igualdad, por lo que redistribuir es preceptivo. Y no nos referimos únicamente a los recursos sino que, dentro de una lógica de desmercantilización, ampliamos la mirada a la propiedad de todo aquello que resulte fundamen para sostener la vida, así como de todos los trabajos necesarios en ese sentido. Destacamos así la apuesta por una compra pública socialmente responsable, como la impulsada en el Estado español a través de muchos ayuntamientos; la incidencia en favor de una fiscalidad internacional que ponga fin a los paraísos fisca y a la evasión y elusión fiscal; la realización de auditorías para el impago de la deuda y la nacionalización de empresas y sectores estratégicos como las llevadas a cabo en Bolivia y Venezuela en la última década. Además, tenemos mucho que aprender de planes de igualdad como el hoy vigente en Gipuzkoa, que aborda de manera novedosa y emancipadora aspectos crucia como los cuidados y las asimetrías de género.
- Estrategias corresponsab y articuladas local-globalmente
Para avanzar en términos de poder popular es fundamen, ahí donde sea posible, el esfuerzo combinado de instituciones, movimientos socia y comunidades. Gobiernos que regulen y también favorezcan la emancipación, organizaciones socia que sostengan la agenda de transformación estructural desde una lógica de transición. Este ha sido el caso del Programa Campesino en Porto Alegre (Brasil), con el que se han articulado organizaciones campesinas, sindicatos urbanos y la municipalidad para impulsar una estrategia de alimentación saludable y transición agroecológica conjunta. Al igual que el caso de Nápo, donde la municipalidad otorga valor jurídico a los procesos de autogestión, ensayando nuevas institucionalidades alternativas.
No podemos caer en el desánimo. Frente al imaginario único, hay muchos otros imaginarios, viab, en marcha, que disputan espacios al capi. Esperamos que este y otros trabajos parecidos sirvan para ponerlos en valor y multiplicar su fuerza. Los pueblos y comunidades sí tenemos alternativas, sí hay otros mundos posib.